EE UU podr?cceder a datos sobre la vida sexual, religiosa y pol?ca de espa?s

Increible pero cierto, no solo nos escuchan las comunicaciones sino que, adem?se ponen a disposici?e los USA, cu?te Angeloso porque como sea rec?oco….
Leer m?…Un convenio antiterrorista firmado por Rubalcaba autoriza a agentes norteamericanos a revisar los archivos m?confidenciales de Interior

La CIA, el FBI o cualquier agencia estadounidense especializada en terrorismo tendr?cceso a los archivos espa?s m?confidenciales. Espa?unca hab?llegado tan lejos en la cooperaci?nternacional, ni siquiera con Francia. Un acuerdo firmado el pasado 23 de junio en Washington entre el ministro Alfredo P?z Rubalcaba, el fiscal general estadounidense, Eric Holder, y la secretaria adjunta de Seguridad Nacional, Jane Holl Lute, dio luz verde a que los agentes antiterroristas norteamericanos tengan acceso directo a las bases de datos policiales espa?s, incluidas aquellas que contengan datos tan ?imos como «opiniones pol?cas», «vida sexual» o pr?icas religiosas de sospechosos.
El pacto es rec?oco y, as?los funcionarios de Interior tambi?podr?consultar sin intermediarios y sin apenas restricciones los archivos estadounidenses sobre huellas dactilares, ADN y antecedentes penales en busca de posibles activistas.
El acuerdo tiene un nombre tan neutro como «convenio sobre incremento de cooperaci?ara impedir y combatir la delincuencia grave». Ese ep?afe inocuo hizo que entonces pasara desapercibido en medio de otra riada de protocolos y en plena pol?ca sobre el traslado de presos de Guant?mo a Espa?Pero detr?de ese t?lo, advierten ahora juristas y responsables de la lucha antiterrorista, se esconde un acuerdo sin precedentes y extremadamente delicado.
El art?lo m?peliagudo del convenio es el 13. Ese precepto autoriza a las autoridades espa?s a «facilitar» a los funcionarios antiterroristas norteamericanos «datos personales que revelen el origen racial o ?ico, opiniones pol?cas o creencias religiosas o de otra ?ole y afiliaci?indical o informaciones personales sobre «la salud o la vida sexual» de sospechosos. Eso s?esos datos s?podr?entregarse a Estados Unidos «si son especialmente relevantes» para las investigaciones sobre estos supuestos terroristas.
Los dos gobiernos reconocen la «especial sensibilidad» de la cesi?e estas informaciones sobre ciudadanos sospechosos, por lo que se comprometen a «adoptar las salvaguardias adecuadas» para proteger la privacidad.
Otro aspecto muy delicado del protocolo, seg?os especialistas de Interior, es su art?lo 11. Este precepto da luz verde a entregar a Estados Unidos, «incluso sin que lo haya solicitado» Washington, todo tipo de datos de personas de las que se sospeche que «puedan cometer o que hayan cometido delitos de terrorismo o afines», que pudieran estar siendo entrenadas para ataques o que pudieran mantener contactos con bandas armadas.
El elenco de datos que el Ministerio del Interior puede entregar a Estados Unidos sobre estas personas bajo sospecha residentes en Espa?s muy amplio: «nombres, apellidos, identidades anteriores, alias, versiones ortogr?cas alternativas del nombre, sexo, fecha y lugar de nacimiento, nacionalidades actual y anteriores, n?o de pasaporte, n?os de otros documentos de identidad, datos dactilosc?os, condenas o la descripci?e las circunstancias» que han hecho pensar que esa persona pueda ser un terrorista.
Exhaustivo protocolo
El acuerdo contra la «delincuencia grave», que en realidad es un exhaustivo protocolo de nueve p?nas y 25 art?los, tambi?establece el compromiso de ambos gobiernos a abrir de par en par sus bases m?comprometidas para las investigaciones antiterroristas. No s?compromete a compartir datos de esos archivos, sino a autorizar que funcionarios del otro Estado accedan y naveguen sin cortapisas en esas bases en determinadas instalaciones policiales, denominadas «puntos de contacto nacionales».
As?se autoriza la consulta directa y «automatizada» de las bases dactilosc?as (huellas dactilares) y de «perfiles de ADN» de ambos pa?s en busca de activistas. Ser?siempre «casos individuales», pero se podr?astrear la base completa aunque sin conocer identidades. S?si se encuentran coincidencias, los agentes extranjeros podr?saber a qui?pertenece la muestra sospechosa.
Los Gobiernos de Madrid y Washington, explicaron fuentes conocedoras del acuerdo, son conscientes de lo «extremadamente delicado» de este protocolo y, en particular, la cesi?e estos datos confidenciales de personas sobre las que no recaen m?que sospechas policiales y que, en muchos casos, ni siquiera est?siendo acusadas por jueces.
El texto incluye varias referencias a la necesidad de «proteger la intimidad» de esos sospechosos y de dar un «trato justo a los datos personales» que se intercambien ambas administraciones.

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